Cierra los ojos un momento e imagina ese abrazo. Ese que te contuvo cuando todo se venía abajo. ¿Lo recuerdas? No es solo emoción. Abrazar y ser abrazado, activa uno de los sistemas más poderosos del cuerpo humano: el que regula el estrés, calma la ansiedad y literalmente nos devuelve al presente.
Lo que ocurre en tu cuerpo cuando te abrazan:
Cuando nos abrazan por al menos 20 segundos y (ojalá más), el cuerpo comienza a liberar oxitocina, conocida como la hormona del vínculo. Esta hormona tiene efectos potentes sobre el sistema nervioso autónomo.
Según un estudio publicado en Comprehensive Psychoneuroendocrinology Journal, los abrazos sostenidos:
- Reducen el cortisol, la llamada hormona del estrés.
- Disminuyen la presión arterial y el ritmo cardíaco.
- Activan el sistema nervioso parasimpático, responsable del descanso y la recuperación.
“El contacto afectivo activa áreas cerebrales relacionadas con el apego y reduce la respuesta del estrés” – Kreuder et al., 2019.
¿Porqué necesitamos tanto el contacto físico?
Desde que nacemos, el contacto físico es una forma primaria de regulación emocional y fisiológica. Un estudio clásico del Child Develpment Journal demostró que los bebés privados de contacto afectivo pueden desarrollar alteraciones en su desarrollo emocional y neurológico.
En adultos, el contacto físico consciente reduce la percepción de soledad, depresión y ansiedad. El neurocientífico Francis McGlone, señala: “Estamos cableados para el contacto físico lento y cariñoso. El cuerpo humano lo interpreta como seguridad”.
No todos los abrazos sirven igual
Para que el efecto neurobiológico sea verdaderamente restaurados, el abrazo debe ser:
- Consentido: nada de obligar ni invadir.
- Sostenido: más de 20 segundos idealmente.
- Seguro: dado desde el cuidado, no desde la presión.
Se ha visto que los abrazos breves o forzados pueden incluso activar el sistema de alerta en personas con trauma o ansiedad social.
Y si no tengo con quien abrazarme?
Incluso los abrazos a uno mismo pueden activar parte de estos mecanismos. La práctica del “autoabrazo consciente”, común en intervenciones de terapia somática y autocompasión, ha demostrado mejorar la percepción de seguridad y disminuir el estrés.
“el simple acto de colocar una mano sobre el pecho puede reducir la actividad de la amígdala y promover autorregulación” – Neff & Germer, 2013.
En un mundo hiperconectado pero solitario, donde las emociones suelen pasarse por alto, un abrazo sigue siendo uno de los gestos más poderosos de regulación emocional y conexión humana. Abrazar es medicina. Abrazar es presencia. Abrazar es biología hecha ternura.
Fuentes científicas utilizadas
- Uvnäs-Moberg, K., Handlin, L., & Petersson, M. (2015). Self-soothing behaviors with particular reference to oxytocin release induced by non-noxious sensory stimulation. Frontiers in Psychology.
- Grewen, K.M., Anderson, B.J., Girdler, S.S., & Light, K.C. (2003). Warm partner contact is related to lower blood pressure and cortisol. Biological Psychology.
- Kreuder, A.-K. et al. (2019). Oxytocin enhances the experience of touch and is associated with reduced activation in somatosensory regions. Comprehensive Psychoneuroendocrinology.
- Field, T. (2010). Touch for socioemotional and physical well-being: A review. Developmental Review.
- Holt-Lunstad, J. et al. (2015). Loneliness and social isolation as risk factors for mortality: a meta-analytic review. Perspectives on Psychological Science.
- Wilhelm, F.H. et al. (2001). Social anxiety and response to touch: The role of body image. Biological Psychology.
- Neff, K. & Germer, C. (2013). The Mindful Self-Compassion Program. Journal of Clinical Psychology.